Pocas mujeres fotógrafas de prensa en República Dominicana se han
destacado en su labor profesional y por sus dotes humanos, Carmen Suárez
fue una de ellas.
En la puerta de Diciembre y en medio de sus labores diarias un infarto le cegó la vida.
Al enterarme por los medios de prensa inmediata, me impató la negación
que sacude a todo ser humano cuando llega a sus oídos la triste noticia
de la perdida de alguien cercano que puede ser un familiar, compañero de
trabajo, vecino o por demás una especie de luz que sonreía a la vida.
Más de 20 añós de lucha con su cámara y en posición firme de enfrentar
innúmeras visicitudes, le valieron reconocimientos y premios y el
aprecio de todos los que la conocieron.
Ahora entiendo, quizas, por qué me senti casi obligado a asistir al lanzamiento reciente de varias de las cámara nuevas de Nikon, a pesar de que tenía otros compromisos prefesionales la misma noche. Entre los pocos colegas que saludé, al pasarme cerca, fue a Carmen Suárez, sin saber que seria eީse el último de sus saludos sinceros, de besos en la mejilla y abrazo fuerte. Ese mismo saludo que encendia su cara con su sonrisa natural y perenne. En poco tiempo transcurrido, de par de semanas, cuesta mucho creer que ya no tendremos su sencillez, aguerrido empeño en su trabajo y su forma tan humana que la hacía más especial. Muchos, y yo , lamentamos su partida y pedimos al Todopoderoso paz para su alma y sociego a su familia. En esta Navidad, recuerden la luz y alegria que emanaba de su sonrisa..
Que nada, ni nadie nuble tu mente para recordarla con el fulgor de una estrella. Jorge Casado
El autor es fotógrafo y periodista
Ahora entiendo, quizas, por qué me senti casi obligado a asistir al lanzamiento reciente de varias de las cámara nuevas de Nikon, a pesar de que tenía otros compromisos prefesionales la misma noche. Entre los pocos colegas que saludé, al pasarme cerca, fue a Carmen Suárez, sin saber que seria eީse el último de sus saludos sinceros, de besos en la mejilla y abrazo fuerte. Ese mismo saludo que encendia su cara con su sonrisa natural y perenne. En poco tiempo transcurrido, de par de semanas, cuesta mucho creer que ya no tendremos su sencillez, aguerrido empeño en su trabajo y su forma tan humana que la hacía más especial. Muchos, y yo , lamentamos su partida y pedimos al Todopoderoso paz para su alma y sociego a su familia. En esta Navidad, recuerden la luz y alegria que emanaba de su sonrisa..
Que nada, ni nadie nuble tu mente para recordarla con el fulgor de una estrella. Jorge Casado
El autor es fotógrafo y periodista
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