WASHINGTON.-Cuba está a un paso de dejar de ser considerado un
país patrocinador del terrorismo por Estados Unidos, debido que el plazo que tenía
el Congreso para pronunciarse sobre la decisión del presidente Barack
Obama de sacar a la isla de esa lista vence mañana y los legisladores no
han hecho nada para oponerse.
El pasado 14 de abril, tras su histórica reunión con el presidente
cubano, Raúl Castro, celebrada en Panamá durante la Cumbre de las
Américas, Obama anunció su decisión de eliminar a Cuba de esa lista, en
la que está desde 1982.
Cuba comparte actualmente espacio con Irán, Sudán y Siria en esa
lista que elabora anualmente el Departamento de Estado y fue una
revisión encargada por Obama en diciembre a su secretario de Estado,
John Kerry, la que llevó al Gobierno estadounidense a determinar que ya
no hay motivos para que la isla continúe en ella.
En un mensaje enviado en abril al Congreso, Obama certificó que el
Gobierno de Cuba "no ha proporcionado ningún apoyo al terrorismo
internacional durante los últimos seis meses", y ha expresado "garantías
de que no respaldará actos de terrorismo internacional en el futuro".
Las razones de Washington para mantener hasta ahora a Cuba en la
lista eran su presunta acogida a miembros de la organización terrorista
vasca ETA, de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y a
algunos fugitivos de la Justicia estadounidense.
Desde esa decisión de Obama, el Congreso estadounidense tenía 45 días
para estudiarla y la opción de presentar un proyecto de ley para tratar
de revocarla, algo que no se ha producido.
Ese plazo dado al Congreso vence este viernes, aunque la salida de
Cuba de la lista no será efectiva hasta que se publique en el Registro
Federal de EE.UU., algo que puede ocurrir "un día o dos" más tarde,
según aclaró recientemente una alta funcionaria del Gobierno de Obama.
Al entrar en vigor, la retirada de Cuba de la lista supondrá la
eliminación de una serie de sanciones, como la prohibición de la venta
de armas, de ayuda económica y de transacciones financieras.
Una nueva delegación de legisladores estadounidenses cerró esta
semana una visita a Cuba y el senador demócrata Tom Udall, que encabezó
el grupo, admitió que el hecho de que la isla salga de esa "lista negra"
elimina un obstáculo crucial en el proceso hacia la normalización de
las relaciones diplomáticas bilaterales.
Los dos países cerraron el pasado viernes su cuarta ronda de
negociaciones con el mensaje de que la reapertura de embajadas en
Washington y La Habana está "mucho más cerca".
La jefa negociadora de Cuba, Josefina Vidal, fue más cauta que su
homóloga estadounidense, Roberta Jacobson, pero las dos dieron a
entender en Washington que no será necesaria una nueva reunión de alto
nivel para cerrar el proceso, dados los avances registrados.
Para Cuba, los mayores obstáculos eran, hasta ahora, su presencia en
la lista de patrocinadores del terrorismo y la carencia de un banco con
el que pudiera operar su Sección de Intereses en Washington, y ambos
están resueltos.
Por su parte, EE.UU. exige para sus diplomáticos en la isla una
libertad de movimientos semejante a la que tienen en Rusia o China, pero
Cuba quiere garantías de que no aprovecharán esa situación para
establecer contactos con disidentes.
0 Comentarios