PEKIN, 31 Ene
2014 (AFP) – China reaccionó en tono enérgico este viernes a las críticas de la Casa
Blanca, que le reprocha las “restricciones” que impone a la libertad de la
prensa, y sobre todo a los periodistas extranjeros. Este enfrentamiento entre
Pekín y Washington tiene lugar después de la partida de Austin Ramzy, un
periodista del New York Times que fue obligado a abandonar China al no obtener
un nuevo visado.
El portavoz del presidente norteamericano Barack Obama,
Jay Carney, afirmó que las medidas de las autoridades chinas “no respetan la
libertad de prensa” y “contrastan mucho” con la forma en que Estados Unidos
trata a los periodistas extranjeros.
“China no acepta las acusaciones injustificables de los
norteamericanos y les pide que respeten los hechos y midan su lenguaje y sus
actos”, declaró el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Hong Lei,
citado por la agencia Xinhua.
El comportamiento de Washington debe ser “favorable a los
intercambios (de periodistas) y a la confianza mutua entre los dos países”,
agregó. Este caso tiene lugar cuando el régimen comunista es acusado de
represalias contra los medios de comunicación occidentales, como la agencia
estadounidense Bloomberg y el diario The New York Times, que publicaron
investigaciones sobre las inmensas fortunas de allegados de dirigentes chinos.
Ramzy es el tercer corresponsal del New York Times que fue obligado a partir de
China en los últimos 18 meses porque le negaron la visa.
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