"No queremos ninguna guerra o caos en la península coreana", aseguró el
viceministro de Asuntos Exteriores chino, Zhang Yesui, poco antes de
reunirse ayer en Pekín con los embajadores de las dos Coreas y de Estados unidos, a
fin de buscar una solución negociada al conflicto.
Desde que el pasado el 7 de marzo Corea del Norte iniciara las
provocaciones al anunciar que ejercería su derecho a un ataque
preventivo contra Estados Unidos -tras las sanciones que el Consejo de
Seguridad de la ONU le impuso por su tercer ensayo nuclear-, la postura
de China ha sido la de instar a la "calma y la contención".
No obstante, a medida que las hasta hace poco consideradas meras
soflamas por parte del régimen de Kim Jong-un han adquirido tintes de
realidad, el nerviosismo del gigante asiático se ha hecho más palpable.
Así lo sugiere un editorial publicado ayer por el diario oficialista
"Goblal Times", que bajo el titular "Los juegos nucleares de Corea del
Norte ponen en peligro a China", recomienda a Pekín mantenerse próximo a
Pyongyang pero persuadirle de que abandone su programa nuclear.
Aunque tal ha sido básicamente la posición del gigante hasta la fecha,
la cuestión es qué haría Pekín en caso de conflicto mayor, al mantener
un tratado de defensa bilateral con Corea del Norte por el que debería
entrar en acción si Pyongyang recibiese un ataque.
"Todo depende de quién empiece el conflicto", dice a Efe Jia Qingguo,
profesor en la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de
Pekín.
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