Por Jorge
Casado
El presidente del Bloque Institucional Socialdemócrata (BIS) lamentó los
acontecimientos acaecidos en la Casa Nacional del PRD el pasado domingo 27.Dijo
que una vez más la historia le da la razón en cuanto a que el PRD no está
apto para la convivencia social y política y que, el retirarse de esa
organización en 1999 fue la mejor decisión de su carrera política.
“Lamento que el
partido que impulsara mi Padre sucumbe en la ceniza de la intolerancia y no se
equivoco al afirmar que al PRD solo lo destruye el PRD. Los hechos ocurridos
vinieron de sus propias entrañas arrollando la institucionalidad y la decencia
de un intento de salvar a esa agrupación tan importante para el equilibrio de
la democracia dominicana.” destacó el líder político.
Reiteró su
lamentación sosteniendo que todavía no prima en ese partido la democracia
interna y la institucionalidad después de tanto tiempo y que tengan que
manejarse las diferencias en base a la confrontación donde la atomización de su
liderazgo y las islas de poder trastornan la marcha del PRD.
“Ahora, la
situación se torna complicada por no existir un liderazgo capaz de arbitrar y,
los que pudieran ser están parcializados; son los mismos desde antes de la
existencia del liderazgo del extinto Dr. José Francisco Pena Gómez que se han
creído dueños y amos. Las mismas caras que mencionara el ex presidente de
España Felipe González con más de 40 a 50 años dirigiendo sin dar oportunidad
al nuevo liderazgo que viene emergiendo a ocupar la dirección en base al
orden generacional, la madurez y la fortaleza política”. Agregó.
También al referirse al conflicto que
allí no existe el más mínimo sentido de democracia,
desconocen que la alterabilidad del poder o el uso de las cosas es un
principio. Entender que ante el caos la institucionalidad prima por
siempre y, quien esté en desventaja institucional, deberá esperar que en otra
ocasión le sea correspondida.
Peña Guaba
añadió que indefectiblemente, los lamentables sucesos se constituyen en un
atentado contra la democracia del país y, en tal sentido, deberán corregir el
sendero y marchar por camino firme, sin echarle la culpa a nadie, nada
más y nada menos que a la intolerancia de sus propios miembros.
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