
Los restos del joven quien estudiaba medicina, fue sepultado este viernes en el cementerio de su tierra natal, de donde salió hacia la capital en procura de mejor porvenir.
Como un joven simpático, altruista, humilde, solidario, tranquilo y
de buen corazón, fue definido ayer por sus familiares y amigos
Florián Ramírez.Su padre, José Florián, afligido por el hecho, pero a la
vez fuerte, manifestó que luchó mucho para que su hijo no fuera a
estudiar a Santo Domingo, pero como ese era su deseo le brindó todo su
apoyo. El estudiante de octavo semestre de medicina fue asesinado por un
policía en las inmediaciones de la Universidad Autónoma de Santo
Domingo (UASD) durante las protestas contra la reforma fiscal.
Willy salió de la remota región de los Cerros de Mogollón, en San Juan de la Maguana, con el sueño de ser cardiólogo y sacar adelante su familia, cumpliría 22 años el próximo lunes y sus amigos le preparaban una gran fiesta. Sus restos fueron llevados desde su residencia a la sede de la UASD en San Juan, donde se les rindió guardia de honor.
En el ocaso del sol y con la provincia sumida en el dolor, los restos del entusiasta sanjuanero fueron llevados a su última morada: el cementerio de Lavapié, cerca de su comunidad natal.
Con voz enfática y a la vez firme el padre de Willy, comerciante y empleado público, quien con esfuerzo mantenía su hijo en la universidad, dijo que “él no estaba en esa protesta, a mi hijo yo le prohibí que participara en protesta”.
José jamás pensó que la última vez que vería a su hijo con vida sería el pasado fin de semana cuando salió de su casa cargado de provisiones, con su mochila y contento.
“Yo sabía que él no tenía la capacidad de vivir solo, por eso me lo mataron, porque él no se sabía defender”. Willy, que se definía como un rubio oscuro, siempre tenía una sonrisa en el rostro y hacía suyo los problemas de los demás. Más de 500 personas asistieron al sepelio.
Willy salió de la remota región de los Cerros de Mogollón, en San Juan de la Maguana, con el sueño de ser cardiólogo y sacar adelante su familia, cumpliría 22 años el próximo lunes y sus amigos le preparaban una gran fiesta. Sus restos fueron llevados desde su residencia a la sede de la UASD en San Juan, donde se les rindió guardia de honor.
En el ocaso del sol y con la provincia sumida en el dolor, los restos del entusiasta sanjuanero fueron llevados a su última morada: el cementerio de Lavapié, cerca de su comunidad natal.
Con voz enfática y a la vez firme el padre de Willy, comerciante y empleado público, quien con esfuerzo mantenía su hijo en la universidad, dijo que “él no estaba en esa protesta, a mi hijo yo le prohibí que participara en protesta”.
José jamás pensó que la última vez que vería a su hijo con vida sería el pasado fin de semana cuando salió de su casa cargado de provisiones, con su mochila y contento.
“Yo sabía que él no tenía la capacidad de vivir solo, por eso me lo mataron, porque él no se sabía defender”. Willy, que se definía como un rubio oscuro, siempre tenía una sonrisa en el rostro y hacía suyo los problemas de los demás. Más de 500 personas asistieron al sepelio.
Amigo asegura que agente le disparó a quemarropa
Orly Mateo explicó que ese día se encontraban frente a la tienda La
Sirena e iban a la universidad a buscar una mochila de Florián Ramírez
porque éste tenía clases en el Morgan, a las 2:00 de la tarde. Con
rabia continúa diciendo que le dispararon a quemarropa, a unos 20
metros. Que junto a otro compañero buscaron un carrito del supermercado y
lo llevaron hasta la universidad en donde una camioneta roja lo
trasladó al hospital de la Policía.
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