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TODO LISTO PARA ENTREGA DE PERIODISTA FRANCÉS SECUESTRADO EN REMOTA ALDEA COLOMBIANA


SAN ISIDRO, Colombia (AP).- Los habitantes de esta remota aldea , la cual carece de agua corriente y electricidad, que depende económicamente de la ganadería y el cultivo de coca, preparaban un asado para la entrega, prevista para hoy miércoles, de un periodista francés cautivo por los rebeldes de las FARC desde hace un mes.
El líder del consejo de la aldea, Germán Peña, dijo que se esperan más de 1.000 personas para el evento, para el que los pobladores construyeron una plataforma de madera con troncos y tablas recién cortados.
Peña declaró a representantes de medios locales que habían matado a seis vacas y dos caballos, y señaló en broma que habían escuchado que los franceses comen carne de caballo.
El reportero francés Romeo Langlois, de 35 años, realizaba un reportaje sobre el combate a las drogas en Colombia y acompañaba a una unidad militar y policial en labores de destrucción de laboratorios de procesamiento de cocaína cuando el 28 de abril se produjeron combates con las FARC en una zona rural de Caquetá.
En los choques armados murieron cuatro uniformados, mientras Langlois resultó herido en su brazo izquierdo. En imágenes de Langlois, divulgadas el lunes por la cadena Telesur, con sede en Caracas, el reportero mostraba una venda desde la altura del codo izquierdo y en breves declaraciones dijo encontrarse bien.
El reportero colabora con la televisora France 24 y el diario Le Figaro y está radicado desde hace más de una década en Colombia.
Langlois va a ser entregado a una comisión que incluye a la Cruz Roja Internacional, la ex senadora colombiana Piedad Córdoba y el delegado del gobierno francés Jean-Baptiste Chauvin, quien llegó la noche del martes a Florencia, la capital del departamento de Caquetá.
Toma unas siete horas recorrer el camino entre Florencia y San Isidro, sobre caminos de tierra llenos de baches que bajo el actual clima lluvioso fácilmente pueden retrasar en el fango vehículos todo terreno.
Periodistas de organizaciones de noticias internacionales invitados para cubrir la entrega compartían el martes la única calle de San Isidro, parcialmente pavimentada, con pequeños grupos de rebeldes, que estaban vestidos con uniformes de combate verde oliva y portaban fusiles de asalto. Los rebeldes hacían pequeñas compras en las tiendas o se detenían a conversar con los pobladores.

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