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PRD: DESENCANTO DE LA DEMOCRACIA


Por Fernando Pena
(articulista)
Harto demostrado esta que los resultados electorales, la situaciĆ³n que viviĆ³ el partido blanco desde su convenciĆ³n, confirman la mĆ”xima del lĆ­der de siempre del PRD, doctor JosĆ© Francisco Pena GĆ³mez, de que “al PRD solo lo vence el PRD”.
Y lo mĆ”s grave de todo es que ahora dirigentes “histĆ³ricos” del PRD propician una divisiĆ³n mĆ”s de la organizaciĆ³n. Como si no bastara con sus fracasos electorales, alimentan el fraccionamiento en una clara jugada de beneficio para el partido en el gobierno.
El otrora buey que mas jala ha tenido sucesivas divisiones, en escenarios y circunstancias diferentes a la presentada ahora, hay que recordar aquellos ruidosos y continuos enfrentamientos entre Jacobo Majluta y Jorge Blanco que provocaron la salida del poder al PRD en 1986. Majluta, el candidato presidencial, perdiĆ³ las elecciones, a pesar de obtener el mayor nĆŗmero de votos.
En 1987 se produce una nueva crisis polĆ­tica del PRD que provoca la creaciĆ³n de dos partidos.
PeƱa GĆ³mez forma el Bloque Institucional SocialdemĆ³crata (BIS) y Majluta el Partido Revolucionario Independiente (PRI).
El PRD bajĆ³ la votaciĆ³n en una gran mayorĆ­a de provincias entre 1978 y 1986. Solo aumentaron el nĆŗmero de votos en Puerto Plata, SamanĆ”, SĆ”nchez RamĆ­rez, Santiago RodrĆ­guez, Baoruco y ElĆ­as PiƱa.
Al igual que ahora, el PRD duro14 aƱos fuera del poder. Las luchas intestinas del PRD dejaron a esa organizaciĆ³n polĆ­tica fuera del Poder Ejecutivo por 14 aƱos.
En 2004 se repite la historia del PRD y las pugnas entre los grupos internos dividen al partido. Hatuey De Camps se va del PRD, forma el Partido Revolucionario Social DemĆ³crata enfrentando desde ahĆ­ a su antiguo compaƱero. MejĆ­a pierde las elecciones del PLD.
El PRD de hoy no es igual al de ayer, otros escenarios otras circunstancias se presentan en el paĆ­s, las derrotas electorales de hoy se atribuyen a las luchas grupales y a la falta de un lĆ­der en esa organizaciĆ³n polĆ­tica.
Este conflicto del PRD, de sus dos principales lĆ­deres, disminuye seriamente su credibilidad, y pone entredicho su capacidad para elecciĆ³n de nuevos liderazgo, y mĆ”s que eso, su representaciĆ³n de los intereses populares. ApoderĆ”ndose en un gran segmento de la poblaciĆ³n el desencanto de la polĆ­tica, porque entre otras cosas ve disminuida su capacidad de contribuir a la organizaciĆ³n de la vida cotidiana de los individuos.
Ahora, un sector al sentirse desplazado, quiere reeditar la vieja dolencia caudillista en el PRD, que si bien genero niveles de orden y estabilidad interna, tambiĆ©n reforzĆ³ el hiperl iderazgo que afianzo las tendencias, el clientelismo y la pĆ©rdida de sentido de la polĆ­tica.
Esta actitud de hoy desdice mucho de la tradiciĆ³n democrĆ”tica del PRD, si no frenan esta escisiĆ³n en el partido blanco, podrĆ­amos abocarnos a una crisis del sistema de partido. El PLD cree que auspiciando esas actitudes saldrĆ” ganancioso, graso error, deben revisar los casos mĆ”s tĆ­picos de PerĆŗ, Argentina y Venezuela.
Lo que debe hacer las elites dirigencial del partido blanco es retomar el camino de la confianza, no abonar en el conflicto; empujar la transiciĆ³n democrĆ”tica; ver este proceso como un medio para resolver diferencias y fortalecer los derechos ciudadanos, y no de dinamizar conflictos y dividir al PRD y con ello al paĆ­s.
El autor es periodista.





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