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A LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA

Yoel Concepción R.
Reflexiones
Con motivo al 473 universitario de la más antigua casa de estudio del Nuevo Mundo, nuestra querida Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), fundada mediante la bula papal IN Apostolatus Culmine, por el Papa Paulo II, el 28 de octubre del año 1538, me dirijo a ustedes para reflexionar sobre el estatus que hemos alcanzado después de un largo y fructífero proceso histórico.


Reconocemos que vivimos en un país de derecho, que tiene el desafío de convertirse en un Estado de deber, donde los ciudadanos se sientan comprometidos e identificados con el cumplimiento de sus compromisos sociales, y se empoderen para defender el respeto y la aplicación de nuestras leyes adjetivas y nuestra Carta Magna.
En sus 473 años de vida, nuestra academia demuestra importantes avances, siendo la principal fuente de formación de recursos humanos y del saber, colocando profesionales como los que demanda el exigente mercado laboral dominicano.



Sin embargo, debemos señalar que si la UASD es el centro desde el cual pretendemos impulsar los principales cambios requeridos por nuestra sociedad, los estudiantes tenemos la misión de ser ejemplo del pueblo y del mundo. Esto, entiendo, se consigue tomando decisiones e iniciativas responsable ante los principales problemas nacionales con criterio y moral.
Sin obviar el fortalecimiento de la calidad de la educación, se necesita de un mayor presupuesto para el sector. Las nuevas generaciones necesitan ser educadas en la protección y promoción del cuidado del medio ambiente, en la producción de mecanismos de sostenibilidad, y en la búsqueda creativa de alternativas económicas que hagan de este país un país más justo.



Estos y otros requerimientos, sin lugar a dudas, se consiguen con mayores recursos. Bajo ninguna circunstancia podemos permitir que se sacrifique la docencia.
La lucha de nuestra universidad ha de estar dirigida a mejorar la institucionalidad, y a hacer más eficientes sus procesos administrativos, sin dejar de lado la debida evaluación del personal docente y de apoyo.



Cualquier iniciativa emprendida en ese sentido nunca tendrá la intención de socavar el derecho del estudiantado a una educación superior pública y gratuita, alejada de los intereses siempre mezquinos de la privatización. Este principio, considero, tiene que acompañar todas las acciones de la clase estudiantil.



De igual modo, el estudiante de la Primada de América brinda su apoyo al fomento de nuevas investigaciones dentro del área docente, pues estamos seguros que un centro de altos estudios siempre tiene que mantenerse en producción constante de nuevos conocimientos.



Está pendiente el desorden que existe en la academia durante el proceso de registro e inscripción. Para mal de los estudiantes, largas filas desdicen del proceso de modernización anunciado e incumplido por varias administraciones de la Rectoría.
En este aniversario del centro de estudios del pueblo dominicano, llamamos la atención de nuestras autoridades, para que sepan que reclamamos una UASD autosuficiente, organizada, y libre de la ineficiencia administrativa que diferentes sectores de la sociedad nos señalan. Ayer como hoy, la UASD tiene que mantenerse como la luz de una sociedad deseosa de progreso.






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