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SOCIEDAD A LO FRANKENSTEIN; CONSTRUYENDO EL MOSTRUO QUE NO QUEREMOS



Por doctor Jose Antonio Coll
Un dicho popular del que no preciso su origen, establece que los pueblos tienen los gobiernos que merecen y eso se traduce a todo; las familias, las escuelas, las religiones y sus iglesias en fin la sociedad en general.
El auge que tomado en muchos países latinoamericanos y el nuestro como uno mas, la delincuencia y la corrupción tiene sus orígenes bien claros y definidos. Tan claros estan que en los barrios y sectores de cada demarcacion geográfica a simple vista el ciudadano común, detecta las fuentes irregulares de riquezas, de terror y de poder.
Los únicos que parecen no darse cuenta son los guardianes generadores de cada uno de los segmentos mencionados.



El padre o la madre, son los últimos en enterarse de que sus hijos estan en drogas o en delincuencia, a pesar de verlos a diarios consumir lo que no producen y ostentar por lo que no han trabajado; la niña soltada a su libre albedrío, genera un comportamiento de palabra y de hechos que se colige, la llevara hasta actos y actividades que no son las recomendadas para su edad o para el deseo de sus familiares.
Los vecinos de cualquier calle, saben quien transgrede la ley, pero no quieren buscarse problemas, (dejar pasar, dejar hacer), hasta que se le convierte en un punto que vulnera la tranquilidad de su familia y de ellos mismos.
No estamos de acuerdo con la corrupción, pero buscamos quien nos haga una acometida eléctrica ilegal.
No queremos que nuestras hijas sean convertidas en madres a destiempo, pero aspiramos a que nuestras solicitudes de favores sexuales irresponsables, sean atendidas por las menores, claro de otras familias.
Criticamos el trafico de influencias, pero pagamos lo que sea para no tener que hacer una fila.
Somos rudos al criticar a los dirigentes políticos en el gobierno, por el nepotismo, la petulancia, la arrogancia, la falta de atenciones y la malversación de los fondos públicos y cuando nos toca llegar, entramos con nuestros amigos y familiares a disponer de los presupuestos para pagarnos con salarios que no corresponden al desempeño de nuestros asociados o patrocinados y realizar compras y arreglos para beneficiar a quienes les debemos favores.
En fin que tenemos el monstruo que hemos creado y eliminarlo depende exclusivamente de nosotros mismos.



En este sentido les planteo a la sociedad y a las fuerzas vivas de la nación, (no a las fuerzas avivata), que nos demos un marco legal, que pueda investigar y analizar las riquezas de todos los dominicanos y dominicanas, para determinar en que medida, han sido fruto de malos manejos, negocios falsos, robos, estafas y lavado de activos o trafico de drogas, personas, vicios y corrupción. Creo que de diez millones de habitantes, solo un puñito podría responder a este esperticio y es precisamente el sector que no tiene nada que exhibir.
Honorables personalidades y empresarios. Distinguidos funcionarios civiles y militares, respetables sectores de las iglesias de Dios, de donde salieron sus riquezas. S i no lo pueden explicar, déjense de estar juzgando a otros con esa doble moral y aquel que se encuentre libre de pecado que tire la primera piedra y detalle que tan serios y honorables son.

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